A principios de año tuve la oportunidad de asistir a la grabación del que será el último disco del genial pianista Alejandro Vargas Rodriguez
Iba para hacer unas fotos durante la sesión de grabación, y de manera casi improvisada decidimos atrapar uno de esos momentos, de esas mágicas canciones, en un video.
Mientras Alejandro tocaba, y yo grababa, fuera la lluvia golpeaba con fuerza y el viento amenazaba los arboles que custodiaban el cauce del río moviendo sus ramas vivamente.
¿Hizo el azar que fuera este y no otra la canción grabada. Una canción con la AleGría evocadora y melancólica de un amanecer y la impaciencia de un espíritu, que como el sol, quiere escapar de un cielo gris y tormentoso?
Este tema es un adelanto de lo que será su próximo disco. Un disco atípico que nos trae todo un universo de evocaciones basado en un lenguaje personalísimo que desarrolla una riqueza interior de gran belleza. Es emocionante escuchar a un músico, como Alejandro Vargas, que mira a lo profundo para ofrecernos su mundo musical sin concesiones, a saber, una Música honesta y terriblemente bella.